Fueron diversos los comentarios recibidos sobre el artículo de la supuesta prohibición hecha por la Junta Nacional de Bomberos, para que en los Consejos de Oficiales de los Cuerpos de Bomberos no existieran familiares.
Uno de los comentarios es que la medida se tomó como retaliación del capitán Rivera a la posición contradictora el capitán Guido Mosquera, ya que en el Cuerpo de Bomberos de Pasto su hermano tiene el grado de teniente.
El Capitán Guido Mosquera asumió una posición crítica respecto de los manejos de la Junta Nacional, de la Confederación Nacional de Cuerpos de Bomberos y esto le ha valido que desde la Junta se intente incomodar su posición dentro del consejo de oficiales del Cuerpo de Bomberos de Pasto.
Y parece lógico que ésa haya sido la motivación de la junta para tomar una medida que a todas luces atenta contra los Cuerpos de Bomberos.
Es lo más normal que los hijos de los capitanes o de lo mismo bomberos quieran seguir la profesión de su padre o de sus hermanos y absolutamente en todos los Cuerpos de Bomberos aparecen varios miembros de una misma familia.
Me escribió un bombero del Norte de Santander para colocar como ejemplo al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pamplona, donde el capitán Espinosa y su familia terminaron conformando el Cuerpo de Bomberos Voluntarios y allí los esposos Espinosa y sus hijos tienen el grado de oficial. No los censura, antes aplaude que hayan sostenido esta institución casi que con el presupuesto familiar, porque allí el estado no les colabora.
El capitán Espinosa y su esposa, que también ostenta el grado de capitán, llevan alrededor de 30 años al frente de ese cuerpo de bomberos y sus hijos tenientes superan una década de servicio en esa institución.
Así las cosas, no puede aparecer de la noche a la mañana la Junta Nacional de Bomberos, prohibiendo la permanencia de varios miembros de una familia en el consejo de oficiales.
Me pregunto, si esto se cumpliera, qué pasaría con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pamplona. Porque si sólo puede quedar una persona de una misma familia, se supone que quedaría el capitán Espinosa y entonces el consejo de oficiales sería unitario, porque en Pamplona -Norte de Santander- no existen más oficiales.
Aparte de lo anterior, ¿sería justo decirle a esta familia que terminó acondicionando su propia casa como cuartel de bomberos, que ya no puede continuar al frente de esa institución? ¿Se pueden desconocer 30 años de servicio abnegado a favor de una población, simplemente porque los miembros de la Junta Nacional, sin consultar la realidad del país, decidieron tomar una decisión ese tipo?
Y esto no solo sucede en Pamplona. Son muchos los cuerpos de bomberos de Colombia que presentan situaciones similares. Vuelvo y repito, la calentura no está en la sábanas y una medida de estas sólo iría a causar traumatismos.
Es necesario favorecer que la capacitación de bomberos se haga por medio de escuelas o por medio del SENA, de tal manera que la persona que así lo desee pueda formarse como bombero, así como lo hace un auxiliar de enfermería o un tecnólogo.
De esa forma existirían bomberos que podrían ascender y a la vuelta de 5 o 10 años se habría solucionado el problema de los consejos de oficiales integrados mayoritariamente por miembros de una sola familia, desapareciendo esta situación que es inconveniente, pero sin atropellar a estos bomberos que “con las uñas” y sin ningún tipo de apoyo fueron creando instituciones bomberiles que han protegido la vida y bienes de los ciudadanos durante varias décadas.
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