Hoy en el aniversario de la Ley General de Bomberos solo puedo expresar un sentimiento de frustración al ver reafirmado mi dicho sobre como muchas leyes no pasan de ser letra muerta.
Para confirmarlo decidí copiar apartes del texto del discurso del Señor Presidente de la República en la ceremonia de presentación de la Ley 1575 de 2012, los que apareceran en letra verde y hacerle comentarios cuyo texto será en color blanco. Dijo así el señor Presidente Juan Manuel Santos:
"En primer lugar, hay que decir que los bomberos no han tenido, hasta ahora, un ‘doliente’ con suficiente fuerza institucional para canalizar sus propuestas y preocupaciones.
Es por eso que esta Ley empieza con una disposición de fondo y que consiste en reconocer la labor de los bomberos como un ‘servicio público esencial’.
Eso es de la mayor relevancia, porque significa que —a partir de ahora—, por tratarse de un ‘servicio PÚBLICO’, el Estado debe garantizar su prestación efectiva."
Es necesario recordar que desde la Ley 322 de 1996 ya se había establecido que la labor de los bomberos era un servicio público esencial a cargo del Estado y eso no valió de nada. Ningún mandatario municipal se inmutó ante eso y se instauraron alrededor de 50 acciones populares en todo el país para tratar de obligar a los Alcaldes a cumplir la ley y nada pasó. Hoy después de un año nada ha cambiado, a los alcalde les importa un bledo que la Ley 1575 de 2012 diga que la labor de los bomberos es un servicio público esencial, hoy todavía vemos las publicaciones sobre los cuerpos de bomberos cerrando sus cuarteles por falta de apoyo del Estado, todavía los vemos “poniendo la totuma” para poder prestar un servicio público esencial.
En la práctica, Nación, departamentos y municipios vamos a financiar y profesionalizar a nuestros cuerpos de bomberos —y lo vamos a hacer desde los mismos planes de desarrollo—.
Veamos con un ejemplo cómo ha funcionado hasta ahora.
Me contaba el capitán Miranda —el Coordinador General del Sistema Nacional de Bomberos— que en el municipio de Cumbal, a una hora de Pasto, hay un grupo de jóvenes que en su día a día trabajan como jornaleros.
Son 17 muchachos que no superan los 20 años y que ganan un promedio de 20 mil pesos diarios —levantando cercas, cuidando ganado o sembrando en algún terreno—.
Ellos, como los héroes, tienen otra identidad: son —ni más ni menos— los bomberos voluntarios de Cumbal.
Mensualmente hacen ‘vaca’ y cada uno pone 10.000 pesos de su bolsillo —es decir medio jornal— para pagar el arriendo de la ‘estación de bomberos’.
¿Saben en qué consiste esa ‘estación de bomberos’?
Es un cuarto con espacio apenas suficiente para un escritorio, un teléfono y unos ganchos en donde cuelgan los uniformes. Nada más.
Cuando reciben el llamado de alerta, corren a su ‘cuartel general’, se cambian y se arman con sogas —en caso de ser necesario un rescate— y empuñan palas —para extinguir los incendios en el campo—.
Por supuesto, no tienen carro de bomberos y deben pedir la ayuda de algún vecino que los lleve a la zona de emergencia.
Esa precariedad, ese trabajo heroico con las uñas, es lo que vamos a cambiar.
La nueva Ley crea el Fondo Nacional de Bomberos, destinado a fortalecer grupos como el de Cumbal, asignándoles recursos para mejorar sus dotaciones, su infraestructura y también para capacitar a sus miembros.
Hoy le preguntaría a los habitantes de Nariño si fue verdad que esto cambió. A los bomberos de Cumbal habría que preguntarles si ya dejaron de hacer la vaca porque el municipio les ha generado los recursos suficientes para que dejen de trabajar con las uñas. En el resto del país son muchos los Cuerpos de Bomberos que aún siguen haciendo la vaca para poder prestar sus servicios, a los que aún no les han llegado los recursos del Fondo Nacional de Bomberos.
El Fondo recibirá en el primer año —como mínimo— 25.000 millones de pesos del Presupuesto Nacional —y ese monto aumentará anualmente al mismo ritmo de la inflación—.
Además, la Ley dispone de otra significativa fuente de recursos, que tiene origen en las empresas aseguradoras del país.
El 2 por ciento de TODA PÓLIZA que se venda en Colombia —por concepto de hogar, incendio, terremoto, minas y petróleo— irá al Fondo Nacional de Bomberos.
Calculamos que este Fondo tendrá más de 50.000 millones de pesos en su primer año, una cifra MUY superior a los menos de 1.000 millones que, hasta ahora, se disponían anualmente.
Hoy se cumplió el primer año y no sabemos si el Fondo Nacional de Bomberos tiene los cincuenta mil millones de pesos ($50.000'000.000) que pomposamente anunció el señor Presidente.
Igualmente, la Ley permite crear fondos departamentales, para que cada región también haga sus respectivos aportes.
Gracias a esto, los departamentos —y también los municipios— podrán establecer impuestos sobre vehículos, sobretasas o recargos a la industria y al comercio, con el objetivo de financiar las actividades de sus bomberos.
Miren a su alrededor, miren estas grandes máquinas de bomberos, esos equipos especializados que hoy sólo parecen ser ‘privilegio’ de algunas ciudades principales.
Con esta Ley, sin duda, ustedes tendrán mejores equipos.
Con esta Ley, sin duda, ustedes tendrán más y mejores herramientas para hacer su trabajo.
¡Ya no veremos esa imagen de bomberos organizando rifas para comprar uniformes! ¡Ustedes merecen consideración!
Hoy 21 de agosto de 2013 cuando me dirigía a mi residencia me encontré con un campero halando un tráiler con un vehículo, supuestamente rifado por un Cuerpo de Bomberos.
Por eso mismo reversamos una decisión —incluida en la Ley Antitrámites— que dejaba a los bomberos sin la facultad de hacer inspecciones y, a la vez, de expedir certificados de seguridad en establecimientos comerciarles e industriales.
Al eliminar esos certificados, no sólo se les había quitado una fuente importante de recursos para financiarse en medio de sus dificultades económicas, sino que también se había afectado su labor pedagógica y preventiva en materia de incendios.
Tanto así que los incendios aumentaron en un 40 por ciento en el primer semestre de este año —en comparación con el mismo semestre del año pasado—.
Pues bien, tras analizar que no tenía sentido esa decisión, hemos restablecido su facultad para expedir dichos certificados.
De otra parte, la Ley crea un Sistema Nacional de Bomberos UNIFICADO, entre otras cosas, para ampliar su cobertura —que hoy apenas llega al 40 por ciento de los municipios—.
Antes, nuestros cuerpos de bomberos actuaban de manera dispersa, sin coordinación, y eso dificultaba su labor.
Además, no todos los municipios tienen estación de bomberos y en casos de emergencia deben pedir ayuda a los alcaldes vecinos —pero lo hacen de manera reactiva y perdiendo tiempo mientras obtienen los permisos necesarios—.
Ahora, la Ley crea la Dirección Nacional de Bomberos para coordinar su labor y para ejecutar planes previamente diseñados —en vez de estar improvisando en cada emergencia—, facilitando así que puedan respaldarse con más efectividad y que actúen como verdaderas fuerzas regionales unificadas.
Incluso, los bomberos aeronáuticos ahora serán coordinados por la Dirección Nacional de Bomberos —y ese es uno de tantos ejemplos que explican el porqué necesitábamos esta Ley—.
Estos bomberos aeronáuticos habían estado bajo la supervisión exclusiva de la Aeronáutica Civil y su operación se había limitado a atender emergencias dentro de los aeropuertos, de manera que —cuando les solicitaban ayuda— también se perdía tiempo valioso mientras tramitaban los permisos necesarios.
Ahora, con la nueva Ley, vamos a aprovechar mejor sus capacidades, ampliando su rango de acción y actuando en equipo con los bomberos oficiales y voluntarios.
De otra parte, la Dirección de Bomberos será una entidad adscrita al Ministerio del Interior, con patrimonio propio y autonomía administrativa y financiera.
Esa es una gran noticia porque significa que, ahora sí, nuestros bomberos tendrán un “doliente” que trabaje con ellos —y por ellos— desde las más altas esferas del Gobierno nacional.
Valga decir —para tranquilidad de todos— que el director de esta nueva entidad será un bombero de reconocida trayectoria, nombrado por el Presidente de la República.
Entre otras cosas, la creación de esta Dirección también servirá para que los bomberos puedan recibir —al fin— donaciones de bienes, equipos, maquinarias y vehículos.
Y es que la situación era absurda: los bomberos tenían prohibido recibir donaciones por falta de personería jurídica.
Ahora, esos recursos —ya sean de cooperación internacional o de los sectores público o privado— podrán ser canalizados a través de la Dirección Nacional de Bomberos.
Otro asunto es que muchos de ustedes, además de lidiar con la falta de recursos, tenían que pagar hasta los peajes cuando iban a atender una emergencia en otra población.
Eso también quedó resuelto con esta Ley, una Ley que además debemos agradecerle al Congreso de la República, a los señores senadores y representantes, a los ponentes de esta Ley que nos acompañan en el día de hoy la mayoría de ellos.
Los ponentes de esta Ley fueron los senadores Luis Fernando Velasco, Roy Barreras —Presidente hoy del Congreso-, Hernán Andrade y Karime Mota; y los representantes Carlos Augusto Rojas, Carlos Arturo Correa, Mario Enrique Salamanca, Jorge Enrique Rozo, Efraín Torres y Fernando de la Peña.
Entonces se podrán movilizar libremente, sin semejantes trabas, como siempre ha debido ser.
Ahora bien: aportar nuevos y cuantiosos recursos no tiene mayor sentido si eso no se refleja en una labor más digna.
Ya dimos un paso muy importante este año, cuando sancioné en enero la Ley del Subsistema Nacional de Voluntarios, que dio beneficios a todos esos colombianos que donan su tiempo —y que arriesgan sus vidas— en su calidad de miembros de la Cruz Roja, de la Defensa Civil o de los cuerpos de bomberos voluntarios.
Ahora, esta nueva Ley contiene beneficios adicionales para los bomberos en materia de seguridad social y profesionalización.
Por un lado, se reconoce su actividad como una labor de alto riesgo y se ordenan medidas para cobijarlos con salud y pensión —tanto a los bomberos oficiales y aeronáuticos, como a los voluntarios—, y para eso expediremos la respectiva reglamentación en los próximos meses.
De otra parte, vamos a crear la Escuela Nacional de Bomberos —y también escuelas departamentales— para darles entrenamiento pertinente y especializado.
Hoy no he visto que se haya impulsado la creación de la Escuela Nacional de Bomberos, aún se siguen dictando cursos de bomberos en salones comunales y sin los equipos necesarios, aún son muchos los bomberos que su única experiencia contra el fuego ha sido extinguir una batea con cinco (5) galones de gasolina encendidos, y han sentido toda la adrenalina viendo el video “fuego, conteo hacia el desastre”.
Muchos municipios apenas cumplen con el trámite ‘en el papel’, creando cuerpos de bomberos —o firmando convenios— con grupos que no tienen ni destrezas ni conocimientos básicos.
Por eso, además de estas escuelas de entrenamiento, vamos a exigirles a departamentos y a municipios que tengan cuerpos de bomberos con estándares internacionales.
En el caso particular de los bomberos oficiales, hay otra gran noticia: serán parte del régimen de carrera administrativa.
Hoy en día, en la escala salarial del Estado, los bomberos oficiales solo tienen derecho a un ingreso de nivel asistencial, es decir, el más bajo de la escala.
Eso va a cambiar, porque vamos a hacer la reglamentación correspondiente para que su rango, experiencia y talento se vean reflejados en su salario —como es apenas justo-.
Queridos bomberos, queridos amigos, queridos héroes:
Hace 200 años nacieron los primeros bomberos de Colombia y hoy ustedes son herederos de ese maravilloso legado que ha trascendido durante varias generaciones.
Cuenta la historia que fue en Cartagena, en noviembre de 1811, cuando se conformó la primera brigada de bomberos del país.
Se trató de un grupo de esclavos y militares civiles que trabajaron espontáneamente para apagar las llamas en las murallas de La Heroica, en medio del enfrentamiento entre el movimiento independentista y los nobles cartageneros.
Permítanme usar las mismas palabras que el capitán Miranda pronunció cuando presentamos la Ley de Voluntariado:
‘Con la ayuda de Poseidón, los patriotas cartageneros extinguieron ese peligroso incendio, que dio inicio a la gran historia de los Bomberos de Colombia’.
Pues hoy nos reunimos para honrar a esos patriotas y para honrarlos a ustedes —como herederos indiscutibles de los bomberos que los antecedieron—.
Hoy les damos el reconocimiento de héroes que merecen y les decimos que ustedes —así como nuestros héroes deportivos— son motivo de inmenso orgullo para todos los colombianos.
¡Muchas gracias, bomberos de Colombia!”
Fue conmovedor el discurso del señor Presidente, a los bomberos nos llenó de esperanza, pero hoy luego de 365 días de expedida la Ley no ha pasado nada en favor de los Bomberos de Colombia, seguimos siendo los héroes que trabajamos con las uñas y que ponemos "la totuma" para prestar nuestros servicios... Hoy 21 de agosto de 2013 me hinco ante el hermoso texto de la ley 1575 de 2012 y elevo una plegaria al creador para que el 21 de agosto de 2014 mi comentario tenga que ser totalmente diferente.